Historia de los Canotier

El “sombrero del navegante” (el canotier), fue creado en 1880 y llegó a América por medio de los inmigrantes italianos y era supuesto, porque fue usado originalmente por los gondoleros, generalmente con una largaaaa cinta. La cual era utilizada para diferenciarlos de los oficials de marina. Su nombre se elevó con el público americano a finales del siglo XIX y a principios de siglo XX. El sombrero originario de Venecia era la opción preferida del verano y a menudo fue del agrado de la clase media para las excursiones del fin de semana, las comidas campestres, y acontecimientos más formales.

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Con los años, el Canotier disfrutó del apelativo  “el sombrero de la gente”. No sólo era un favorito para los actores en musicales de vodevil, también fue pensado para para completar la indumentaria de los agentes del FBI en tiempos de pre-guerra. En la industria cinematográfica, el sombrero era del agrado de Gene Kelly o Fred Astaire y más adelante aumentó su aceptación entre el público americano. En películas como “Inherit the Wind”(1960), del estadounidense Stanley Kramer o “The Music Man”(1962), de Robert Preston, el canotier se convirtió en un complemento indispensable. Incluso almacenó su propio nombre en la película de comedia clásica, “The Italian Straw Hat”(1927),  película francesa de  René Clair.

Siendo hecho de paja, el Canotier era y es considerado generalmente como un sombrero de clima cálido. Cuando los hombres cambiaban de vestuario, guardando en el armario sus sombreros de invierno, se decía que era el principio del verano. El canotier es un sombrero bastante formal, ya sea en su configuración original con un blazer, con un traje de salón moderno, o negro con corbata.

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Como dato curioso: Chanel erigió el Canotier como uno de los símbolos de la nueva era en la vestimenta de la mujer. El primer triunfo de Coco se produjo durante una visita al hipódromo antes de la I Guerra Mundial. Tocada con un sombrero ‘Canotier’ y un traje sastre se enfrentó a plumas, rellenos y damas encorsetadas. Mientras se dirigía a las carreras no dudaba de que asistía a la defunción del siglo XIX. Todo París empezó a hablar de sus sombreros.